Martes 14 de enero de 2014
Manifiesto
Mover ficha: convertir la indignación en cambio político
Al igual que en otros momentos de la historia, vemos hoy
un continente europeo sumido en la perplejidad. Mientras las mayorías miran con
nostalgia el pasado perdido, unas poderosas minorías, sin otro criterio que su
propia supervivencia, demuestran que el enriquecimiento es su bandera y la
impunidad su horizonte. Nunca en Europa ha habido tanta gente descontenta con
la pérdida de derechos y, al tiempo, menos perspectivas de poder canalizar
esa indignación a través de alguna opción electoral que emocione y que, al
tiempo, demuestre capacidad de representación de las mayorías golpeadas y
capacidad de gestión eficiente y comprometida que haga reales las mejores
opciones posibles. Resulta para muchos intolerable que en la mayor crisis del
sistema desde el crack de 1929, las fuerzas que se dicen progresistas muestren
su mayor debilidad, condenando a las mayorías de nuestros países a una suerte
de melancolía que conduce a la resignación y a la depresión política. Pero
hemos pasado por peores momentos y hemos sido capaces de sobreponernos a las
dificultades. ¿Por qué debiera ser ahora diferente?
Las elecciones al Parlamento Europeo se van a celebrar en
un momento de profunda crisis de legitimidad de la Unión Europea. En nuestro
caso, estamos ante la mayor pérdida de credibilidad del régimen nacido con la
Constitución de 1978. Movimientos de indignación política como el 15M
conectaron con una clara voluntad popular: no sacrificar más derechos en el
altar de unos mercados guiados por la especulación y la rapiña. La impotencia o
dejación de responsabilidades de los Gobiernos, la incapacidad voluntaria delos
partidos políticos de gobierno, la conversión de los Parlamentos en órganos
burocráticos y sin capacidad política y el desconcierto de los sindicatos han
dejado a la ciudadanía abandonada a su propia suerte. Como en tantos otros
países, la perplejidad está siendo utilizada para convertir las deudas privadas
en públicas, para traspasar a grupos particulares los bienes comunes levantados
durante décadas y para dedicar los últimos recursos públicos a la financiación
de intereses empresariales particulares y estrechos. Estamos ante un golpe de
Estado financiero contra los pueblos del sur de la Eurozona. Los que mandan
están vendiendo el país y nuestro futuro a trozos. El aumento de la represión
(con leyes más autoritarias, incremento de las multas en un escenario de
empobrecimiento económico e, incluso, dificultades para el ejercicio de
derechos civiles y políticos) termina de completar un paisaje dominado por el
agravamiento de las desigualdades sociales y de género y una mayor depredación
de los recursos naturales. No es extraño el pesimismo y el derrotismo que
parecen mostrar sectores a los que, sin embargo, les bastará una chispa de
ilusión para salir de esa trampa de la desesperanza.
Las leyes de seguridad ciudadana (que convierten en delito
las formas de protesta inauguradas por el 15M), el regreso de la represión
contra la libertad de las mujeres, el cercenamiento de la democracia en los
ámbitos políticos locales, el mayor control de los medios de comunicación o el
control de la judicatura quieren crear un escenario donde el miedo suspenda la
democracia. Formas que caminan hacia regímenes autoritarios envueltos en
procesos electorales cada vez más vaciados de contenido. ¿Tiene sentido que el
90% de la población que está sufriendo estas políticas no se dote de
herramientas para crear un futuro más luminoso?
Pero no es cierto que estemos instalados en la derrota.
Pese a esos intentos, vemos que ese muro no es infranqueable y que, desde
abajo, es posible frenar estos procesos de involución de nuestras democracias.
Hoy es una realidad nuestra exigencia de una política que regrese a las calles,
que hable como la mayoría de la gente que está harta, es más real que nunca
nuestra exigencia de una mayor generosidad a los representantes, de una mayor
horizontalidad y transparencia, de un regreso de los valores republicanos de la
virtud pública y la justicia social, del reconocimiento de nuestra realidad
plurinacional y pluricultural. Hacía décadas que no era tan real nuestro deseo
de tomar nuestras propias decisiones y responder a nuestras propias preguntas.
La casta nos conduce al abismo por su propio beneficio egoísta. Sólo de la
ciudadanía puede venir la solución, como han venido la protección del empleo,
la defensa de las familias frenando desahucios o la garantía de los servicios
públicos, pequeñas pero significativas victorias. La movilización popular, la
desobediencia civil y la confianza en nuestras propias fuerzas son
imprescindibles, pero también lo es forjar llaves para abrir las puertas que
hoy quieren cerrarnos: hacer llegar a las instituciones la voz y las demandas
de esa mayoría social que ya no se reconoce en esta UE ni en un régimen
corrupto sin regeneración posible.
En las próximas elecciones al Parlamento Europeo es
necesario que haya una candidatura que se ofrezca a la ola de indignación
popular que asombró al mundo. Nos alegramos del avance de las fuerzas de la
izquierda, pero somos conscientes de la necesidad de hacer algo más para poner
en marcha los cambios que necesitamos. Es tiempo de valentía y de no dejar que
se cierre la ventana de oportunidad que el compromiso de tanta buena gente ha
abierto. Necesitamos una candidatura unitaria y de ruptura, encabezada por
personas que expresen nuevas formas de relacionarse con la política y que
suponga una amenaza real para el régimen bipartidista del PP y del PSOE y para
quienes han secuestrado nuestra democracia. Una candidatura que sume a la
capacidad de gestión de lo público, la capacidad de involucrar a las mayorías
en la configuración de su propio futuro. Una candidatura que dé respuesta a esa
juventud a la que se invita a abandonar otra vez el país, a unos trabajadores
que ven mermados día a día sus derechos, unas mujeres que tienen que volver a
reclamar lo obvio, unas personas mayores a las que parece no haberles bastado
luchar y trabajar toda una vida. Una candidatura que avance desde los espacios
ya logrados y que logre avanzar más allá de la parálisis actual. Una
candidatura que mueva ficha para convertir el pesimismo en optimismo y el
descontento en voluntad popular de cambio y apertura democrática.
1.Una candidatura por la recuperación de la soberanía
popular: es la ciudadanía la que tiene que decidir, no la minoría egoísta que
nos ha traído hasta aquí. Primero van las necesidades de la gente. La
austeridad y los recortes ahogan la economía y nuestras vidas.Hay que derogar
el artículo 135 de la Constitución española y una moratoria para llevar acabo
una auditoría ciudadana de la deuda qué determine qué partes de la misma no son
legítimas; las deudas ilegítimas no se pagan. Es necesario una política
alternativa que establezca un impuesto sobre las transacciones financieras y el
control sobre el movimiento de capitales, así como la nacionalización de la
banca privada. Las administraciones que en nuestro país han asumido las recetas
de la austeridad son la prueba de la inutilidad de las mismas para resolver los
problemas de la gente. Queremos una candidatura que se opone por tanto a los
recortes que en nombre de la austeridad se aplican por parte del Gobierno del
PP en el Estado pero también por parte del PSOE y otros partidos en diferentes
Comunidades Autónomas. Queremos otra Europa, justa, la delos derechos y la
democracia, no la de la rapiña y el desprecio a los pueblos.
2. Una candidatura que, frente a unos gobiernos al
servicio de la minoría del 1%reivindique una « democracia real » basada en la
soberanía de los pueblos y en su derecho a decidir su futuro libre y
solidariamente. La democracia no nos da miedo a las y los demócratas; estamos
encantados y encantadas de que escoceses y catalanes puedan hablar y decir qué
futuro desean. Por tanto, que apoya la celebración de la consulta convocada en
Catalunya para el 9 de noviembre.
3. Una candidatura que defienda los salarios y pensiones
dignas, una fiscalidad progresiva para que paguen más los que más tienen, que
persiga el fraude fiscal, que rechace los despidos en empresas con beneficios,
y que apueste por el reparto de todos los trabajos,incluido el trabajo
doméstico y de cuidados no remunerado. Es fundamental defender condiciones de
trabajo dignas para una juventud condenada a la precariedad eterna o al exilio.
4. Una candidatura por el derecho a la vivienda digna. Hay
que impulsar un parque de vivienda pública, así como un modelo de alquiler
social seguro y digno. Se puede y se debe terminar con el drama humano de los
desahucios, paralizándolos todos y aprobando la dación en pago retroactiva,
como exige la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
5. Una candidatura que rechace todas las privatizaciones
de servicios públicos y bienes comunes: la educación, la sanidad, la justicia,
el transporte, la información, la vivienda o la cultura, que defienda la
reversión de las mismas y apueste por su gestión democrática. Son derechos y
deben estar bajo control público. Una candidatura que defienda una democracia
radical donde los referéndums vinculantes y las ILP formen parte destacada de
un nuevo ordenamiento jurídico tras un proceso constituyente.
6. Una candidatura que combata la violencia machista y
defienda el derecho de las mujeres sobre su propio cuerpo y, por lo tanto, el
derecho a decidir si quieren interrumpir o no su embarazo. Y que defienda
asimismo la libertad de orientación e identidad sexual contra toda forma de
discriminación y homofobia. Una candidatura por el inquebrantable derecho a ser
y amar como se quiera.
7.Una candidatura que apueste por un cambio de modelo
productivo que esté al servicio de las personas a través de una reconversión
ecológica de la economía, por la nacionalización y socialización de las
empresas energéticas y por la soberanía alimentaria.
8. Una candidatura que defienda los derechos de ciudadanía
para todos y todas y exija la derogación de las leyes de extranjería. Una
candidatura para un país donde todas y todos seamos ciudadanos y nadie sea
invisible, presa de la sobre explotación, la persecución o la marginalidad por
la xenofobia institucional.
9. Una candidatura que rechace las intervenciones
militares, que defienda la salida de la OTAN y sea firme defensora de las
relaciones solidarias entre los pueblos.
10. Una candidatura que sea el resultado de un proceso
participativo abierto a la ciudadanía, en la elaboración de su programa y en la
composición de la lista paritaria, basada en los criterios de presencia de
activistas sociales, políticos y culturales, con rotatividad de cargos e ingresos
equivalentes al salario medio. Una candidatura con compromiso de transparencia
y rendimiento de cuentas, cuyos recursos financieros sean independientes
de la banca privada y de los “lobbies”.
Quienes firmamos este manifiesto estamos convencid@s de
que es el momento de dar un paso adelante y de que dándolo nos vamos a
encontrar much@s más. Los de arriba nos dicen que no se puede hacer nada más
que resignarse y, como mucho, elegir entre los colores de siempre. Nosotros
pensamos que no es tiempo de renuncias sino de mover ficha y sumar, ofreciendo
herramientas a la indignación y el deseo de cambio. En las calles se repite
insistentemente "Sí se puede". Nosotras y nosotros decimos: "
Podemos".
La lista de firmantes está formada por Pablo Iglesias Turión, profesor
de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid; Juan Carlos
Monedero, profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid;
el actor Alberto San Juan; Jaime Pastor, profesor de Ciencias Políticas en la
UNED; el escritor y filósofo Santiago Alba Rico; Cándido González Carnero,
sindicalista, o Bibiana Medialdea, profesora de Economía en la UCM, Jaume Asens
(abogado), Albano Dante-Fachin (editor de la revista Café amb Llet), Santiago
Alba Rico (filósofo), Jorge Riechmann (poeta, activista ecologista ), Jaime
Pastor ( Profesor CC. Políticas UNED), Cecilia Salazar-Alonso (activista de la
Marea Verde-Madrid), Juan Carlos Monedero (profesor), Teresa Rodríguez
(profesora de secundaria, delegada sindical y parte de Marea Verde Andalucía),
Francisca Camacho (limpiadora de la Universidad de Cádiz y delegada sindical),
Laura Mingorance (estudiante de la Universidad de Cádiz y parte de la
Asociación Estudiantil Contra la Precariedad), Jesús Jaén (activista de la
Marea Blanca-Madrid), Carmen San José (activista de la Marea Blanca-Madrid),
Javier Cordón (activista de la Marea Blanca-Madrid), Sixto Casado (sindicalista
ferroviario), Antón Gómez Reino-Varela (activista social), Elena Maeso
(activista de la Oficina Precaria), Tristán Meyer (La Tuerka), Bibiana
Medialdea (Profesora de economía de la UCM), Olga Abasolo (socióloga), Raimundo
Viejo Viñas (Profesor de Ciencias Políticas de la UdG), Germán Cano (Profesor
de Filosofía de la U. de Alcalá), Rita Maestre (estudiante) y Alejandro García
(delegado sindical en McDonalds).
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